Brasil: Resultado de la Segunda vuelta en Brasil: El desafío de Rousseff, carisma y popularidad

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La presidenta electa de Brasil sucederá en el cargo a Luis Ignacio Lula da Silva, quien actualmente alcanza el 83% de popularidad. Las elecciones se llevaron a cabo este domingo 31 de octubre, donde compitieron en segunda vuelta Dilma Rousseff, abanderada del oficialista Partido de los Trabajadores (PT)y José Serra, opositor perteneciente al Partido de la Social Democracia Brasileña  (PSDB).

Rousseff triunfó con el 56,05% frente a un 43,95% obtenido por José Serra, con el 93,30% de votos escrutados, convirtiéndose así en la primera mujer presidenta de Brasil.

Si bien la diferencia de votos es amplia, el nuevo gobierno debe considerar que el porcentaje obtenido por su contrincante es considerable, por lo que se enfrentará con una figura opositora fuerte.

Durante su campaña la ex candidata señaló que sus temas prioritarios serán la economía, los programas sociales y la pobreza, indicando que su gobierno continuará con las políticas anteriores y seguirán apoyando «la apertura de las relaciones comerciales y criticando el proteccionismo de los países ricos».

La nueva presidenta asumirá oficialmente el cargo el 1 de enero del próximo año, sumándose a la lista de mujeres que han alcanzado el mando en América Latina. A pesar de haber sido Ministra de Energía de Lula y hoy Presidenta electa del país, su primera labor al parecer es despojarse de la popularidad de su mentor para iniciar su propio camino y doblegar las críticas de los opositores. Serra señaló de manera clara que la derrota no fue por ella sino, por sus elementos, refiriéndose indirectamente a Lula da Silva.

La ex activista de izquierda deberá demostrar a un país de 200 millones de habitantes que su apodo «dama de hierro» está más bien relacionado al trabajo y no así a su carisma. De lo contrario, le será muy difícil alcanzar la popularidad de quien acompañó su candidatura y no podrá desvincularse de su sombra. En este sentido, deberá hacer un doble esfuerzo para lograr diferenciarse y con ello evitar la comparación que realizarán constantemente los medios de comunicación -quienes titularon al día siguiente de la elección: la «Victoria de Lula»-.