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A diferencia de Hugo Chávez y Rafael Correa, Inácio Lula Da Silva no posee intensiones reeleccionistas para el próximo año. Sin embargo, el presidente brasileño espera dar continuidad a sus proyectos a través de Dilma Rousseff, a quien propuso como candidata presidencial por el oficialismo, y así lograr que Brasil «sea gobernado por una mujer».

La «Dama de Hierro», como llaman a Rousseff, es una ex guerrillera de los años 70 que ocupa, desde el año 2005, el puesto de Ministra-jefa de la Casa Civil de la Presidencia de la República y desde el año 2007 se la ve como la persona de gobierno más poderosa después del presidente.

Ya en el año 2008 se hablaba de una posible candidatura femenina, y desde que su nombre se dio a conocer, Dilma Rousseff acompaña y participa activamente con Lula. De ser oficializada como candidata, deberá competir con el candidato del opositor Partido de la Social DemocraciaBrasileña(PSDB), José Serra.

Sin embargo, aún no queda tan claro que Rousseff será la candidata oficialista, ya que, si bien posee el apoyo del presidente, el Partido Socialista aún no se ha pronunciado al respecto, y el Partido de los Trabajadores (PT) dice que deben conversar con todas las facciones del gobierno para definir al candidato.

A pesar de que Lula se muestra reacio a una reelección, la enfermedad de Rousseff, a quien le descubrieron un linfoma y debe someterse a quimioterapia, ha abierto el debate político sobre este tema. El diputado oficialista Jackson Barreto propuso modificar la legislación para permitir una segunda reelección. De considerarse dicha propuesta, se convocaría a un referéndum vinculante para el segundo domingo de septiembre.

A lo anterior, hay que agregar que los números no son muy alentadores. En una encuesta publicada en marzo por la empresa Sensus, el opositor José Serra aparece en primer lugar con un 45,7%, mientras lo sigue de lejos Rousseff con tan solo el 16,3%. Este estudio muestra además, que en una eventual segunda vuelta, el ganador sería Serra con el 53,5%.

En este sentido, el escenario para el oficialismo se muestra complejo. Sin embargo, la alta popularidad de la que goza Lula (76,2%) aumenta las ambiciones del gobierno, y fomentan propuestas como la del diputado Barreto.