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«El sÃmbolo del terror ha caÃdo», anunció el presidente Juan Manuel Santos apenas supo de la muerte de Jorge Briceño, conocido como «Mono Jojoy», a quien calificó como «sÃmbolo de la sevicia, de la crueldad, de la inhumanidad de una organización que por casi medio siglo ha jugado con la vida y la libertad de los colombianos».
Al mismo tiempo, desde Nueva York -donde participa en la  reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU-, lanzó un anuncio enfático para estas fuerzas paramilitares: Vamos a por ustedes, no ahorraremos esfuerzo alguno y ustedes saben que nosotros sabemos cumplir!».
El mandatario indicó que en el operativo  denominado «Sodoma» -porque «se llegó al corazón de la maldad de las FARC»-  se libró un ataque masivo en contra de una base guerrillera ubicada en el departamento de Meta, que incluÃa un búnker de concreto bajo tierra. De la embestida, que incluyó bombardeos y combates en tierra, se logaron capturar computadores y  USB de las FARC, lo cual ayudará  -en palabras de Santos- a poner fin a 40 años de lucha contra la guerrilla.
Según se informa en el diario colombiano El Tiempo, las coordenadas del refugio habrÃan sido entregadas por varios guerrilleros quienes recibirán parte de los más de dos millones de euros que el Gobierno ofrecÃa por Briceño. Considerado como el principal instigador de los secuestros. Quien estaba acusado de terrorismo, narcotráfico, rebelión, homicidio con fines terroristas, secuestro, entre otros, por lo que tenÃa numerosas órdenes de detenciones internacionales
Este guerrillero ingresó al grupo terrorista en 1975, fue entrenado en la caÃda URSS y, debido a su carácter intransigente y radical, fue  ascendiendo hasta llegar al Secretariado General, desde donde ejercÃa un gran liderazgo imbatible y sanguinario.
La muerte del «Mono Jojoy», quien era el número dos de las FARC y su jefe militar después de Alfonso Cano, es considerada como un golpe incluso más duro que la muerte de Raúl Reyes, ya que era el «jefe militar» del grupo guerrillero y lÃder de la llamada «lÃnea dura» de la organización. Con su muerte, se afirma que «las FARC se están desmoronando por dentro»Â y que, si bien existen posibles sucesores en el mandato, la pelea por su sucesión podrÃa librarse al interior del propio Secretariado de las FARC.
Otras voces, como la del analista militar Alfredo Rangel, apuntan a que la muerte del Mono Jojoy «deja huérfanas» a las FARC en capacidad de lucha y estrategia y que este golpe «va a tener efecto en la moral» de algunos jefes y comandantes de frentes y bloques guerrilleros, que pueden llegar incluso a plantearse «abandonar la lucha armada».
Otros, incluso van más allá. Robert Munks, editor para las Américas de la revista británica especializada en temas de Defensa Jane’s Intelligence Weekly, afirma que «las FARC han llegado a un punto de no retorno» donde terminarán descomponiéndose en grupos pequeños y aislados involucrados más en el tráfico de drogas que en la lucha ideológica.
Sea lo que fuere, lo cierto es que esta embestida inyecta al pueblo colombiano de una  dosis de optimismo que estaban perdiendo y afirma el apoyo al  gobierno de Santos -a poco más de un mes de haber asumido- el cual obtiene una gran triunfo en su lucha contra las guerrillas. Además este serÃa uno mas de los éxitos logrados por su persona en este sentido, ya que como ministro de Defensa del ex presidente Ãlvaro Uribe fue el mentor de los golpes más duros que recibieron las FARC, como la muerte Raúl Reyes y la operación denominada «jaque», la cual liberó  a  Ingrid Betancourt, la rehén más valiosa de esa guerrilla, asà como tres estadounidenses y once policÃas y militares.
Si bien puede ser el comienzo del fin de la guerrilla colombiana, no habrá que perderse en la alegorÃa que este ataque supone, sino más bien, habrá que combatir a este movimiento terrorista con más fuerza, dando cada vez más golpes a un grupo que hace mucho tiempo atrás dejó la lucha polÃtica e ideológica de su fundación.