Argentina: Los candidatos argentinos buscan el voto indeciso a seis días del balotaje

CARMEN DE CARLOS Corresponsal En Argentina

 

Primer debate y balotaje de la historia argentina. Mauricio Macri, el candidato de la coalición opositora Cambiemos, se puso los guantes en el primer asalto y comenzó a sacudir. Daniel Scioli, el hombre elegido por Cristina Fernández de Kirchner para sucederla en la Presidencia, en nombre del Frente para la Victoria, recibió golpes, sin piedad, durante quince minutos. Así fue el principio del encuentro, después llegó la recuperación y al final, el peronista que nunca tira la toalla, mejoró pero… No fue suficiente. Macri, difícil decir otra cosa, le había ganado el combate. Las elecciones, el próximo domingo, está por ver aunque los sondeos anticipa que su triunfo será una crónica anunciada.

Si el enfrentamiento hubiera sido sobre un ring verdadero Scioli habría besado la lona antes de poder dar dos pasos. Pero el escenario y los tiempos fueron otros. El primer bloque lo dejó, prácticamente, fuera de juego un Mauricio Macri del que no se esperaba tanto.

Para arrancar, un Macri sin corbata, suelto y casi hasta natural, le instó a mantener un «debate constructivo» pero le arrojó un colección de datos deficitarios de la Administración «K», le imputó la pobreza, la falta de trabajo y hasta al carencia de cloacas. De paso, le reprochó que no fuera al anterior debate.

Scioli, de traje y corbata, con tics (movimientos de mandíbula, pestañeos, la lengua bordeando los labios…) reaccionó con más agresividad que nunca: «sus ideas, decisiones y propuestas realmente son un peligro para el conjunto de la sociedad». Apuntaba a la liberación del «cepo» para liberar la compra de divisas que propone Macri, a la «devaluación» que le adjudica que hará y al «ajuste» económico. En esa línea, con manifiesta incomodidad en la escena, Scioli continúo descargando batería sin acertar en un objetivo que termino haciendo el efecto boomerang. «No metas miedo» ni «hagas de vocero (portavoz) mío de cosas horribles que nunca voy a hacer… No hables de mí, habla de tus propuestas, este Gobierno fue el que más devaluó del mundo en los últimos ocho años…¿En qué te has transformado?», le espetó Macri con cara de decepción.

Al candidato del oficialismo y gobernador de la provincia de Buenos Aires hasta el 10 de diciembre, no le sienta bien el traje de la agresividad y mucho menos probarse cualquier modelo en busca de la Presidencia con tal de llegar al poder. Eso fue lo que logró hacer ver Mauricio Macri durante la hora y cuarto que duró el duelo dialéctico que, por momentos, tuvo una audiencia muy cercana a la de la final de la Copa del Mundo de Brasil y más de 1.8 millones de comentarios en Twitter.

Agitar la bandera del miedo

En el resto del debate Scioli mejoró, despacio, a ralentí pero ganó algunos metros de un terreno que había perdido de entrada. Apuntó a la fibra nacionalista con la reivindicación de la reestatización de Ypf, (Macri no respondió por qué no la apoyó, medida que entusiasmó a la mayoría de los argentinos), se burló de su adversario, por no resolver como alcalde de Buenos Aires el problema de «los trapitos», aparcacoches callejeros, y pretender «resolver el narcotráfico», le metió en una especie de triángulo de las Bermudas con el FMI (los argentinos mayoritariamente lo odian) y los «fondos buitre» (en Argentina vende decir que no se paga a los acreedores y más si estos son fondos especulativos) e insistió en agitar la bandera del caos si Macri llegara a la Presidencia.

Entre tiras y aflojas, con más reproches que aportes, y sin mencionar a Cristina Fernández de Kirchner, un Scioli por momentos desencajado tuvo quetragarse las réplicas de Macri que desmontaba, en buena medida, lo que calificó de «mentiras». También le obligó a digerir que, se vista como se vista, no puede disimular que es parte del Gobierno de la presidenta y co responsable de sus atropellos y abusos de poder . Dicho esto, le pidió opinión sobre Venezuela y las violaciones a los derechos humanos del régimen de Nicolás Maduro, explicaciones sobre los problemas escolares en la provincia, el narcotráfico, y le recordó que «el ajuste» más grave lo hizo esta Administración con la mala gestión de la economía.

Ganar el debate fuera de escena

La tropa kirchnerista tomó nota de que el debate lo había perdido el candidato al que le han estado creando problemas como si fuera su enemigo un día tras otro. Pero, tenaces, salieron a ganarlo fuera de escena. El kirchnerismo detesta a los medios de comunicación que no le responden a pies juntillas pero esta noche regalaba entrevistas en masa. Pesos pesados como el secretario general de la Presidencia, Wado de Pedro, el propio secretario legal y técnico y candidato a vicepresidente, Carlos Zannini, primeras espadas de La Cámpora (la organización de Máximo Kirchner) y una fila de legisladores oficialistas tomaron los estudios de los canales de televisión de la Facultad de Derecho, donde se realizó el debate, en busca de micrófonos -amigos o «enemigos»- para convencer al electorado de que lo que habían visto había sido el gran triunfo de Scioli, todo un éxito frente a Mauricio Macri. Es lo que en Argentina se llama «el relato», un modo de interpretar la historia donde cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

 

 

Publicado originalmente en ABC España, el 16 de noviembre de 2015