Cuba: Las Damas de Blanco y el clamor contra el totalitarismo

Por Antonella S. Marty

 

El pasado domingo participaron de distintas protestas pacíficas en la isla algo más de doscientas Damas de Blanco y activistas de diversos grupos opositores. Ante los hechos, el régimen de los hermanos Castro movilizó sus turbas para reprimir a las integrantes de las Damas, quienes se encontraban en una reunión de ‘té literario’, luego de marchar a distintas Iglesias con miras a rezar por la libertad.

Esa misma tarde, la policía cubana allanó la vivienda de María Elena Matos –integrante del movimiento- donde se encontraban reunidas 57 mujeres del grupo. Luego de los insultos, las amenazas y los destrozos, se llevaron a dos de ellas. En esta oportunidad, a Santa Fernández Díaz y a Keila Ramos Suárez. 

Tras lo sucedido aquel fin de semana, Berta Soler –líder de las Damas de Blanco- aclaró que continuarían con la lucha, «con represión o sin represión», puesto que se encuentran «en el derecho de ejercer su libertad religiosa, pero también la libertad de movimiento y de asociación».

El movimiento surgió en Cuba, después de lo que se conoció como la «Primavera Negra»Â de 2003; en esa oportunidad, el régimen cubano desató una brutal ola de represión, remitiendo a prisión a 75 activistas y periodistas cubanos. De tal suerte que las esposas y familiares de los prisioneros cubanos dieron inicio a una campaña que exhibió por objetivo exigir -por la vía de protestas pacíficas- la libertad de los prisioneros. El procedimiento cobró forma en procesiones a la Iglesia de Santa Rita, marchando en silencio, vistiendo de blanco y portando las fotografías de sus cercanos que fueron privados de la libertad. 

Desde el origen de este movimiento apolítico y pacífico, el régimen ha intentado enmudecer a las Damas de Blanco a través de golpizas, detenciones y la movilización de militantes gubernamentales para amedrentar a sus miembros con insultos en la vía pública. Sin embargo, las Damas jamás perdieron la constancia y continuaron extendiendo su influencia a lo largo de toda la Isla.

Particular fue el caso de Laura Pollán, una de las líderes y fundadoras del nucleamiento y esposa de Héctor Maseda (arrestado en 2003). Pollán, quien estaba en un estado de salud relativamente bueno, falleció en 2011 en un hospital de La Habana, después de ser atacada por los agentes de Castro y de haber permanecido un tiempo bajo el cuidado de la salud estatal. Empero, escalofriantes fueron las confesiones de su amiga Berta Soler, quien confesó ver que a Laura «la atacaron, mordieron, arañaron su brazo y le pasaron un pañuelo sobre las heridas abiertas».

El régimen que regentean Raúl y Fidel Castro Ruz -con los «buenos oficios»Â de sus rabiosos seguidores- siguen al pie de la letra el modus operandi de Ernesto «Che» Guevara, aquél asesino argentino devenido en ícono de la «revolución»Â y «ejemplo de lucha por los ideales»Â de tantos jóvenes latinoamericanos carentes de apego por la Historia. Guevara expresó una vez que se debía «utilizar el odio como un elemento de pelea; un odio inquebrantable por el enemigo, el cual empuja al ser humano más allá de sus limitaciones naturales, convirtiéndolo en una efectiva, violenta, selectiva y despiadada máquina asesina». Su idea de gobierno en Cuba no ha perdido vigencia en la Isla, rubricado ello por la aguda división que caracteriza a su sociedad y por el maltrato hacia mujeres que, descartando la agresión y marchando en paz, reclaman la libertad del pueblo cubano.

En un punto y aparte, el escenario cubano fue también protagonista durante la entrevista realizada la semana pasada en Bolivia por el periodista Ismael Cala de la cadena CNN al jefe de estado boliviano, Evo Morales. Siendo Cuba el país natal de Cala, Morales se refirió al periodista manifestando que se había «escapado de Cuba»; ante esto, Cala replicó: «Me llama la atención que Usted diga que yo me escapé de Cuba porque, cuando alguien habla de que se escapó de un lugar, estamos hablando de que escapó de una cárcel».

Quizás no exista terminología más gráfica para definir en qué se ha convertido Cuba: una verdadera prisión. Las reformas que otrora suscribieron rigor de «democráticas», implementadas por el régimen, terminaron languideciendo en una burda maniobra de camuflaje y de planificado encubrimiento ante la comunidad internacional.

Cinco décadas después de la implementación de la «revolución», el gobierno de La Habana continúa haciendo trascender su temor frente a la capacidad de los cubanos para elegir voluntariamente. El régimen interpreta a la libertad como su principal problema de agenda, en tanto es válido tener presente que «la verdad es traición en el imperio de las mentiras».

Que estas valientes Damas de Blanco continúen enarbolando las banderas de la libertad también depende -en gran parte- de aquellos que aman a esa misma libertad. El repudio permanente de los abusos cometidos por el castrismo en las calles y avenidas cubanas es el respaldo más efectivo. Quizás sea éste el único camino para que, algún día, podamos asistir a una Cuba verdaderamente libre: la denuncia y la difusión de toda noticia relacionada con los atropellos de la dictadura de los Castro, en todo ámbito, espacio y foro posible.

 

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Publicado originalmente en Instituto Independiente, el 20 de agosto de 2013