Editorial El Nuevo Diario
El asesinato de dos policÃas en un barrio de Managua, cuando se acercaban a inspeccionar un automóvil en el que habÃan tres hombres sospechosos, ha causado conmoción y temor entre la población capitalina, por lo que eso significa, en términos de seguridad ciudadana y el grado de criminalidad que podrÃa estar adquiriendo la delincuencia común.
En realidad, estos casos son raros en Nicaragua, si comparamos a este paÃs con los del norte de Centroamérica donde con frecuencia mueren policÃas en las ciudades, en enfrentamientos con criminales. En El Salvador, por ejemplo, las maras o pandillas mataron a 47 agentes policiales y 20 militares durante 2016, un promedio de cuatro agentes y más de un soldado por mes.
En Nicaragua, entre el año 2015 y septiembre de 2016, la PolicÃa Nacional registraba la muerte de 10 de sus miembros en cumplimiento de su deber, por lo general en zonas rurales del paÃs en enfrentamientos con bandas de asaltantes o narcotraficantes.
Si bien esos datos indican que en Nicaragua existe más seguridad que en otros paÃses del área centroamericana, las medidas preventivas y las operaciones contra la delincuencia nacional e internacional deben ser reforzadas.
Nos parece llamativo que de los tres delincuentes que atacaron a la patrulla policial en una zona casi céntrica de la capital, uno tenÃa pocos meses de haber salido de la cárcel y el otro era un convicto que logró la libertad condicional en 2014, revocada después, por lo que desde 2015 habÃa una orden de captura contra él.
El primer caso muestra que algunos expresidiarios, aunque hayan pagado su pena, reinciden en delitos similares a los que les llevaron a la cárcel. En el segundo caso, parece haber una falla en el procedimiento judicial porque el hombre fue condenado a 15 años de prisión por robo con extorsión y secuestro exprés, consiguiendo más tarde la libertad condicional y luego quedando en condición de fugitivo.
¿Cuántos casos asà hay en el paÃs? DifÃcil saber, sobre todo porque Nicaragua carece de cárceles suficientes y, por eso, las autoridades optan a veces por enviar reos a prisión domiciliar, para descongestionar los penales.
Esto exige un trabajo policial más intenso en cuanto a investigación, prevención y vigilancia, para mantener la seguridad ciudadana en niveles óptimos. Por su lado, las instituciones judiciales y penitenciarias tienen que asegurar sus procesos al juzgar, revisar casos y extender beneficios a personas condenadas, porque la seguridad es hoy la principal divisa del paÃs, es un factor determinante para que crezcan la inversión, el empleo y el turismo. En general, el bienestar de los ciudadanos se afianza en la seguridad del paÃs.
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Publicado originalmente en Editorial de El Nuevo Diario (Nicaragua), el 30 de enero de 2017.