Latinoamérica Libre

En las elecciones celebradas este domingo, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) del presidente Hugo Chávez, triunfó en 17 Estados, pero la oposición consiguió victorias en los 5 más poblados y en Caracas.

 

Pese a tratarse de elecciones locales, la votación del domingo se convirtió indirectamente en una  especie de plebiscito para Chávez, 10 años después de su primera elección presidencial. En este contexto estos comicios registraron una participación histórica de 65%.

Una característica de este proceso fue la fuerte intervención electoral y el usar como arma electoral de parte del gobierno la amenaza sobre la distribución del presupuesto nacional si los ciudadanos votaban a un candidato que no fuera chavista. De ahí que a simple vista el Partido Socialista Unido, triunfó, al conseguir 17 estados sobre un total de 22 en juego.

Otra victoria indirecta para el oficialismo en estos comicios regionales, es la recuperación de estados que habían quedado en los últimos cuatro años en manos de disidentes del chavismo como Sucre, Guárico y Aragua, que ahora vuelven a manos de gobernadores adeptos al presidente.

La oposición, por su parte, que gobernaba desde 2004 en Nueva Esparta y el petrolero Zulia, consiguió mantener ambos estados y sumó Táchira (suroeste), el populoso y rico Miranda (centro), que incluye parte de Caracas y Carabobo.

De hecho, la población bajo mando del chavismo era de 22.158.512 habitantes hasta hoy y en lo adelante se les reduce a 15.201.334 habitantes. Más la población que queda bajo el liderazgo de la oposición creció desde 3.836.343 habitantes hasta 12.585.623 habitantes. Un fuerte signo de que la oposición está avanzando y debe trabajar unida.

Por otra parte, un resultado importante de estas elecciones no está asociado a la cantidad de gobernaciones que los candidatos de la oposición ganaron. Sino que este  bloquea la posibilidad de convocatoria inmediata a referéndum o enmienda constitucional, en relación con la reelección de Hugo Chávez. Situación que se dificulta aún más por el entorno adverso a sus pretensiones, como la baja del petróleo, la inseguridad y la partida de exfiguras del chavismo.

Chávez, aún contento con su popularidad, amaneció hablando de democracia y surge la pregunta si el resultado lo inducirá a gobernar para todos los venezolanos, o si persistirá, libre de competidores internos y disidentes, en su afán hegemónico