Por Editorial de La Tercera
La Comisión Nacional de Productividad dio a conocer antecedentes preocupantes referidos al incremento en el nivel de productividad total de factores en nuestra economÃa. En esencia, la productividad, que aportó casi 2,5% de mayor tasa de crecimiento del PIB en los años noventa, prácticamente no ha aportado en los últimos quince años, dejando el crecimiento a merced de las disponibilidades de capital y trabajo. AsÃ, o el paÃs vuelve a estimular el crecimiento de la productividad, o debe resignarse al bajo crecimiento, con sus consecuencias económicas y sociales.
Es importante que de esta preocupación surjan las polÃticas adecuadas. El enfoque más prometedor, por cierto, es generar las condiciones básicas para que exista una inversión privada pujante. Es esa inversión la que va a incorporar nuevas tecnologÃas o modalidades de gestión que, porque reducen costos, se reflejarán en mayor productividad. Esas condiciones tienen que ver con la certeza jurÃdica, la estructura tributaria, la legislación laboral, regulaciones pro competencia, y todas aquellas condiciones de contexto que, sabidamente, movilizan la iniciativa privada. En el progresivo deterioro en nuestra institucionalidad para la inversión se encuentra actualmente el mayor freno para el deseado repunte en el crecimiento de la productividad, y los mayores esfuerzos pro productividad deberÃan orientarse a superar esta restricción.
Luego, porque un aumento de productividad es siempre una reducción en los costos de lograr un bien o un servicio, es evidente que existen muchos proyectos prometedores en el sector público, donde hay consenso respecto de la baja eficiencia, institucionalidad anticuada, y donde las huelgas ilegales de trabajadores públicos han pasado a ser parte de la normalidad. Esta es, ciertamente, un área prioritaria de trabajo pro productividad.
En cambio, resultarÃa muy inconveniente centrar la discusión en la popular propuesta de aumentar (y subsidiar) el gasto en Investigación y Desarrollo (I&D), para acercarlo al porcentaje del PIB que se observa en paÃses desarrollados. Los proyectos en I&D van a contribuir al crecimiento solo si son rentables. De otra forma, como cualquier mal negocio, disminuirán la productividad de la economÃa. Las condiciones para que proyectos en I&D resulten rentables son exigentes: en general, paÃses que tienen una gran capacidad de investigación cientÃfica básica en universidades y centros especializados, logran detectar y desarrollar rentablemente proyectos especÃficos de I&D; cuando esa capacidad cientÃfica básica es débil, sin embargo, la investigación aplicada resulta en rentabilidad muy baja o negativa. No es razonable, entonces, pretender saltarse etapas, y suponer que el paÃs va a crecer más porque logra ciertos niveles de gasto en I&D.
Publicado originalmente en La Tercera el 20 de enero de 2017.