Chile: Balance del Gobierno de Sebastián Piñera

Tema Público 1146, Libertad y Desarrollo, 14 de marzo de 2104 

 

Este 11 de marzo el Presidente
Sebastián Piñera dejó La Moneda,
cerrando el primer Gobierno de
centroderecha tras el retorno a la
democracia. Es entonces el
momento de analizar su programa
en los siete ejes claves
propuestos, sumando la
inesperada reconstrucción.

 

Tras 20 años de gobiernos de la Concertación, la llegada en marzo de 2010 a La Moneda de una administración de centroderecha generó fuertes expectativas en el sector. El mandato de Sebastián Piñera se encontró con un país que en grandes líneas había logrado los consensos para mantener y adecuar el modelo económico y social instaurado a partir de los setenta, pero que sin embargo, estaba estancado en lo económico y veía surgir temas de creciente preocupación en la sociedad propios de un país que se acerca al desarrollo, como la calidad de la educación. El Gobierno del Presidente Piñera, además debutó pocos días después de que el país viviera el terremoto más grande de su historia, con más de 500 muertes e inmensas pérdidas en infraestructura y capacidad productiva.

Cuatro años más tarde es el tiempo de los balances. Primero, es necesario revisar los logros y falencias del Gobierno en términos de su programa y para eso, es pertinente usar sus siete ejes como base (a los que se debe sumar la reconstrucción, que marcó un tema prioritario que no estaba contemplado en la campaña). Luego, se debe mirar más allá del cumplimiento en términos de políticas públicas, para analizar en qué pie queda el ideario del sector y cuál es la posición de la centroderecha tras estos cuatro años en La Moneda.

Eje 1: Crecimiento
El Gobierno saliente destacó por sus sólidas cifras de crecimiento económico, las cuales resultan especialmente destacables cuando se comparan con el resto de Latinoamérica y el Caribe. En el período 2006-2007, bajo la Administración de Michelle Bachelet y antes de la explosión de la crisis subprime, el país creció menos que el promedio de la región (lo
que no sucedía desde la crisis asiática) y pese al inmenso paquete fiscal contra cíclico ejecutado en 2008-2009, la caída del producto resultó -a fin de cuentas- bastante similar al del resto. Pese a ello, con el Gobierno de Piñera la recuperación económica no se hizo esperar y durante los últimos cuatro años se ha logrado mantener un nivel de dinamismo muy superior al de región, por sobre el 5% de crecimiento, como ha sido la tónica de las
últimas tres décadas.

Si bien no se puede atribuir a los gobiernos el mérito total por el crecimiento, dado entre otras cosas que el escenario internacional tiene gran peso en el caso de Chile, sí se debe reconocer que la Administración saliente dio un marco global de confianza a los inversionistas que impulsó el dinamismo. La responsabilidad fiscal exhibida tuvo, sin duda, un impacto positivo en estos buenos resultados. Hay, no obstante, algunos puntos que
hacer al respecto y que ponen cierta sombra a los logros en crecimiento: las dos alzas en los impuestos propuestas y aprobadas por este Gobierno (reformas de 2010 y 2012) que a la larga probaron ser innecesarias para cumplir los compromisos fiscales y la falta de decisión en materia energética y de concesiones.

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