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El pasado 1 de enero de 2011 Dilma Rousseff asumió la presidencia de Brasil siendo la primera mujer en el cargo para la nación, enfatizando ante los legisladores y medio centenar de representantes de otros paÃses que: «La lucha mas obstinada de mi gobierno será la erradicación de la pobreza extrema y la creación de oportunidades para todos»[1]. Asà también se comprometió a combatir la corrupción que se generó en la administración de Lula.
Una de las caracterÃsticas de la funcionaria pública de carrera y ex guerrillera marxista es que nunca antes habÃa postulado a un cargo de elección popular, por lo que las expectativas hacia su gestión son de incertidumbre en los ciudadanos que la convirtieron en Presidenta y creyeron en su promesa de gobierno de «continuidad».
Desde esta perspectiva, uno de los primeros desafÃos de Rousseff será despojarse de la imagen de Lula para forjar su propio camino en cuanto popularidad y conducción del paÃs, lo que es un poco complejo considerando que el ex mandatario Lula Da Silva dejó el cargo con una popularidad histórica que alcanzó el 87%. Más aún al considerar el comentario emitido por el ex presidente cuando entregó la jefatura de Estado: «el hecho de haber dejado la Presidencia de la República no quiere decir que haya dejado la polÃtica»[2]. Por lo que, al parecer el mayor problema no será la oposición del PSDB, sino la imagen de su principal contendiente y antecesor.
Otro gran desafÃo viene dado por el aspecto económico, si bien hoy Brasil goza de un destacado auge dentro de América latina, Dilma deberá generar una polÃtica de continuidad para mantener la estabilidad. Lula fue capaz de construir una economÃa pujante que sacó de la pobreza a más de 20 millones de brasileños durante sus ocho años de gobierno. Por lo que, en la asunción de su mandato envió un mensaje conciliatorio y de unidad a todas las fuerzas polÃticas para luchar por su objetivo de erradicar la pobreza. Además, resaltó el empuje económico del agro como clave para el modelo exportador de Brasil.
Para el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, en los dos primeros años de su gobierno deberá dedicarse al ajuste fiscal, la explotación del petróleo y la polÃtica exterior. De ahà que para Antonio Patriotaministro de Relaciones Exteriores, resuelve con total fluidez al destacar que sus primero viajes serán a Argentina, Estados Unidos y China, además de la asistencia a la Cumbre entre Sudamérica y los paÃses Ãrabes que se celebrará en Lima el próximo febrero.
Es importante destacar que Rousseff busca fortalecer los lazos polÃticos y comerciales con Argentina, por lo que el mundo internacional deberá estar expectante ante las nuevas decisiones de la mandataria.