Panamá: Panamá y el triunfo del «centro social»

Editorial de El Mercurio

 

Panamá ha tenido una historia de gran éxito económico en los últimos cinco años. El Presidente saliente, Ricardo Martinelli, consiguió mantener un crecimiento sostenido de más del ocho por ciento, y ubicar a su país como uno de los más pujantes de América Latina. En el plano político, en cambio, no logró que el candidato de su partido ganara las elecciones del domingo pasado. El vencedor fue su hoy más tenaz rival, Juan Carlos Varela, quien lo acompañó como Vicepresidente, pero se alejó políticamente dos años después de asumir el poder. El electorado le pasó la cuenta a Martinelli por lo que se vio como un estilo autoritario, acusaciones de supuesta corrupción y una percepción de que pretendía mantener los hilos del poder a través de su esposa, quien postulaba a la Vicepresidencia en la fórmula oficialista.

Con Varela -que se autodefine del «centro social»- se estima que no habrá un giro de timón, sino una continuidad en las políticas económicas, pero con más énfasis social. El Presidente electo se precia de haber implementado tres programas clave para ayudar a los más pobres: una pensión de cien dólares a los más desamparados, la rehabilitación de un barrio popular emblemático y la beca universal para escuelas públicas. Las políticas de apoyo a los sectores vulnerables resultan necesarias en un país en que la pobreza se estima en 26%, con especial concentración en las zonas rurales. Los resultados del espectacular desarrollo que han experimentado las urbes panameñas, con grandes centros financieros y de servicios, no han llegado a todos los niveles de la sociedad y hay cierto descontento que se ha manifestado en diversas explosiones sociales en los últimos años. Varela está consciente de ello, e incluso levantó en la campaña una populista promesa de congelar los precios de la canasta básica, que en los últimos cuatro años ha subido de 267 a 333 dólares, lo cual no se condice con la inflación, que en 2013 fue del 3,7%. Se trata de una medida discutible: la fijación de precios, lejos de resolver las alzas abruptas de algunos productos, solo deriva en su escasez o en su desvío al mercado negro.

Un muy buen indicador panameño que heredará Varela es el del desempleo, apenas del 4,1%, explicable por el boom de las obras públicas, que incluye la ampliación del Canal, por el cual atraviesa casi el 6% del comercio mundial, y que se espera esté completado a fines de 2015 (Chile es su principal usuario latinoamericano). Aun así, el desafío para el Presidente electo será mejorar la calificación de los trabajadores, que deberán insertarse en una sociedad mucho más sofisticada, para lo que se requiere un mejoramiento importante de la educación.

Todas las iniciativas que emprenda Varela, incluida una controvertida Asamblea Constituyente Paralela (que tiene, entre otros objetivos, fortalecer la separación de los poderes del Estado), necesitarán la aprobación de un Congreso donde no tiene mayoría, por lo que, para asegurar la gobernabilidad, tendrá que negociar con las fuerzas principales. Entre ellas, la de su rival Martinelli.

 

 

Publicado originalmente en El Mercurio, del 7 de mayo de 2014