Ni la realización del debate entre los candidatos hubiera modificado sustancialmente la votación en los comicios del próximo domingo. Y en la lÃnea de esa suposición, estimo que tampoco se habrÃan revelado más cosas de las conocidas desde hace rato, respecto de la hoja de vida de cada aspirante a la Presidencia y de lo que harÃan con el poder en sus manos.
Ojalá que cada ciudadano al depositar su voto adopte el optimismo y la humildad que capte en el que considere su candidato ideal. Los ecuatorianos aspiran a tener o mantener empleos al menos en los próximos cuatro años. Necesitamos el mÃnimo entusiasmo y confianza para apoyar la recuperación económica del Ecuador. Debemos reconstruir la democracia, abrir una mesa de diálogo entre todos los partidos; buscar la derogatoria de la Ley de Comunicación; perseguir y erradicar la corrupción. El nuevo huésped de Carondelet tendrá la oportunidad de profundizar en esos y otros temas que por el espacio no me detengo a comentar. Eso significa que debemos renunciar a los fantásticos ofrecimientos de campaña.
Nos preocupa como latinoamericanos la degradación de la sociedad venezolana, otrora moderna y próspera potencia petrolera, y destino de los emigrantes ecuatorianos en los años 80. Una realidad que aterra a muchos y ciertamente al entorno de los migrantes guayasenses y manabitas que retornaron desde Venezuela y han contado sus experiencias casi siempre similares, tales como las largas filas que hacÃan para comprar comida, jabones, cepillos de dientes, papel higiénico, champú. Ellos recuerdan los bajos sueldos (USD 12 mensuales, en promedio), la escasez alarmante de medicinas básicas y materias primas como las telas que utilizaban los talleres de confección que cerraron.
Hago votos porque las campañas desleales que hemos observado queden atrás. Que cada candidato reciba el respaldo respetuoso de sus parciales, de sus respectivas familias y por supuesto el soporte de sus esposas. Muchos desearÃamos ver a la primera dama al lado del presidente, aunque votar no es una cuestión del corazón.
A lo que no podemos renunciar es a un futuro con armonÃa, estabilidad y paz. Que no tengamos que transitar por el vÃa crucis de Venezuela. En todas las regiones de nuestro paÃs rechazamos las manifestaciones de violencia e intimidación.
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Publicado originalmente en El Universo (Ecuador), el 31 de marzo de 2017