Aparentemente, el ventilador que lanza lodo indiscriminadamente se ha prendido. La campaña sucia está tan arraigada en nuestra “cultura electoral†como el populismo.
Es común ver camisetas volando desde la mano de los candidatos, mientras pasean en camionetas tapizadas con sus rostros, junto a la lista que representan. Las imágenes en redes sociales donde se los aprecia besando niños y abrazando personas de la tercera edad son un clásico, sin importar la ideologÃa polÃtica que defiendan, pero cuando empiezan a “empapelar†a los postulantes o sus lÃderes, ya es harina de otro costal.
Defiendo que la corrupción debe ser denunciada y combatida desde todos los frentes. Sin embargo, antes de publicar información debemos corroborar su autenticidad. En este mundo globalizado, donde todo está a la distancia de un clic, se corre el riesgo de hacer rodar una noticia falsa o malintencionada que, aparte de tratar de desprestigiar o cuestionar la honra del afectado, no logra nada.
El otro dÃa veÃa los videos sobre candidatos que ofrecen ser “ojos secos†desde la Asamblea, para hacer que los polÃticos cumplan sus propuestas. Es muy válida y honesta su postura, pero temo que no es necesario estar en la Asamblea para dichas acciones, ya que desde redes sociales o en un medio de comunicación responsable se puede ejecutar ese trabajo, pero respeto su derecho a realizar la propuesta que les parezca mejor.
Es que en este libre albedrÃo de escoger el camino que creemos óptimo, para ayudar a nuestro paÃs a salir del socialismo del siglo XXI, que ha traÃdo, entre otras cosas, desempleo, actos de corrupción (públicos e impunes) y enriquecimientos personales bastante cuestionados, podemos caer en la confusión de pensar que “seguidores†son votos y “popularidad†en redes, triunfo electoral.
Como consecuencia, dudo de las encuestas. Es risible cuando una agencia saca unos valores, y en menos de diez minutos, la competencia saca porcentajes que perjudican a candidatos que en la anterior iban subiendo sus números. Lo único que percibo es que, poco a poco, la gente empieza a tomar decisiones y elecciones. Los indecisos son cada vez menos y aun asÃ, no se debe descartar el “voto vergonzosoâ€, que como un fantasma siempre ronda el ambiente hasta el dÃa de la apertura de urnas y conteo de votos.
Además, es cansino el mismo discurso plagado de demagogia, pero a nadie le viene mal una camiseta, un concierto gratis o unas cuantas fotos con el “nuevo polÃtico†que tal vez hemos visto en televisión y promete ser el salvador por el que hemos rezado, aunque sabemos que probablemente no gane.
A propósito, creo que las campañas expelen la esencia del ser humano, ponen a prueba paciencia, resistencia fÃsica, moral y espiritual para poder sobrellevar dÃas intensos, pero sobre todo, el candidato lidia con el desafÃo de no dejarse tentar por ego y vanidad, mientras la sociedad observa.
Finalmente, aliento a no tener miedo y confiar en que este es nuestro momento como paÃs para dar el salto hacia mejores dÃas, sin permitir que ese lodo, repartido en generosas dosis, nos afecte.
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Publicado originalmente en El Universal (Ecuador), el 2 de febrero de 2017