No veo un sincero afán fiscalizador en los miembros de la Comisión Lava Jato del Congreso, ni en la mayorÃa de polÃticos que opinan al respecto. Al menos no todavÃa. Lo que observo es una suerte de “todos contra todos†estupenda para ganar titulares y atacar a los adversarios de turno, pero no para garantizar el tipo de investigación capaz de librarnos (o al menos intentarlo seriamente) de todo atisbo de corrupción.
Lo vemos a diario: una mayorÃa fujimorista que apunta casi exclusivamente al gobierno humalista y al de Alejandro Toledo, como también a Susana Villarán luego de su paso por la AlcaldÃa de Lima; y antifujimoristas que, por su lado, exigen que se incluya en las pesquisas la década de Alberto Fujimori y, sobre todo, a Alan GarcÃa y a Luis Castañeda Lossio. Como punto de partida no estarÃa mal. Sin embargo, todos se mueven casi exclusivamente en torno a sus fobias. Disparan cifras dejando en el aire una sensación de “Nosotros robamos menos†que, si no se han dado cuenta, deja pésimo a todos.
A tres semanas de detonado el escándalo, en el Congreso son pocas las voces que proponen una investigación seria, discreta en sus estrategias y hallazgos preliminares hasta dar con un resultado decisivo, y donde podamos conocer la verdad de los millones contratados como obra pública desde las arcas del Estado durante las últimas décadas. Caiga quien caiga, sÃ, pero en serio.
De ahà que los miembros de la Comisión Lava Jato deban pasar del verso a la acción: alcanzar cuanto antes consensos sobre un plan de trabajo que permita determinar objetivamente las responsabilidades de todo funcionario que resulte comprometido con los sobornos admitidos por Odebrecht y las empresas constructoras brasileñas que han operado en el Perú. Y que vaya más allá, pues este “megacaso†crecerá en intensidad en las próximas semanas. El Parlamento requiere una lÃnea de investigación que acompañe activamente –y no entorpezca– los esfuerzos de la fiscalÃa y de las procuradurÃas a cargo.
Si no lo hace se pone en la lÃnea de fuego de otros actores que se consideran ajenos a la mancha corruptora. Ahà está Julio Guzmán, en pleno proceso de recolección de firmas para inscribir su partido, llamando a “jubilar†a los dinosaurios que no pudo extinguir polÃticamente el verano pasado. Y no es el único.
Al menos el gobierno entendió que no podÃa seguir siendo laxo y ha presentado algunas iniciativas anticorrupción, lo que es solo un comienzo. Pedro Pablo Kuczynski sabe que el tema podrÃa afectarlo polÃticamente dada su participación clave en la administración Toledo, por lo que debe actuar con serenidad –¡cualquier paso en falso parecerÃa encubrimiento!– en los próximos meses. Cuidado, señor presidente.
Pedro Tenorio es periodista y analista polÃtico.
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Publicado originalmente en El Comercio (Perú), el 11 de enero de 2017