La Conferencia Especial sobre Seguridad Hemisférica  definió al terrorismo y narcotráfico como las principales amenazas a la seguridad de América Latina
A dos años de la llegada al poder, las expectativas que generó Fernando Lugo se han transformado en desilusiones y conflictos. Las promesas no se han cumplido, la crÃtica relación con su vicepresidente está poniendo a prueba la fortaleza de las instituciones. El terrorismo y narcotráfico se están apoderando del paÃs, tanto asà que hace unas semanas se debió decretar estado de sitio en cinco departamentos del norte de la nación.
Paraguay está viviendo hoy la peor combinación de factores que puede enfrentar una democracia: instituciones débiles, narcotráfico y terrorismo, lo que podrÃa terminar en un grave problema de violencia urbana, la que -guardando las proporciones- se podrÃa equiparar a la situación que se vive en Colombia, Venezuela o México.
En este escenario, lo único que puede hacer frente a la inseguridad que generan los productores de droga y la guerrilla es fomentar una sólida estructura institucional que entienda el fenómeno al que se enfrenta y asà pueda generar polÃticas públicas para frenarlo.
Pero, al mirar la realidad polÃtica paraguaya vemos que, Lugo terminó con 61 años de Gobierno colorado pero no ha sido capaz de generar estabilidad.  Los rumores de golpe de estado, corrupción y posibles destituciones del Presidente se han sucedido a lo largo de todo su mandato, situación que se ha agravado cuando su vicepresidente, Federico Franco, en el marco del segundo aniversario del Gobierno, organizó un acto contrario al que celebraba el mandatario.
En este contexto, lo que se puede apreciar, es una democracia inestable con una estructura institucional que da pruebas de ello. Pero el problema se torna aún más grave cuando el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), grupo revolucionario de corte marxista-leninista, reaparece a fines de abril asesinando a cuatro policÃas en el norte del paÃs, con lo que ha sembrado la inseguridad.
A esta situación, se agrega que este paÃs es el primer productor de marihuana en Sudamérica y el segundo en el mundo, produce el 15% de toda esa hierba que circula en todo el orbe, lo que puesto en el contexto del resurgimiento del EPP complica el panorama polÃtico para Lugo.
El año 2003, en el marco de la Conferencia Especial sobre Seguridad Hemisférica, se definió al terrorismo y narcotráfico como las principales amenazas a la seguridad de América Latina. En esta lÃnea, un problema real es el vivido en Colombia con la guerrilla de las FARC.
Lo que era un problema de seguridad interna para Colombia en un primer momento, se ha transformado en una amenaza para todo la región al internacionalizarse el conflicto. Primero con Venezuela y Ecuador hubo problemas de seguridad fronterizos, luego México y Estados Unidos se enfrentan a los carteles de la droga y el narcotráfico y ahora, Paraguay y la relación entre la guerrilla colombiana y el EPP.
Este tipo de amenazas de carácter transnacional, llámese narcotráfico y/o terrorismo, atacan con mayor intensidad a estados con gran debilidad institucional que sufren problemas de corrupción, siendo las estrategias multilaterales y la diplomacia una gran herramienta para hacer frente a este tipo de conflicto. El problema es que una gran cantidad de paÃses latinoamericanos poseen procesos democráticos incipientes, lo que dificulta la labor polÃtica en esta área y al mismo tiempo genera oportunidades para los grupos agresores.
En este escenario, no queda más que decir que la tarea que enfrenta Fernando Lugo es compleja. Las capitales más peligrosas de América Latina  -Caracas, Ciudad de México, RÃo de Janeiro-, presentan una problemática similar a la que se está generando en Paraguay. Si el oficialismo no es capaz de crear polÃticas adecuadas y terminar con la inestabilidad institucional, Paraguay puede transformarse en lo que es hoy Venezuela, uno de los paÃses con niveles de inseguridad que están entre los más altos de la región.
*Investigadora Programa Sociedad y PolÃtica, Libertad y Desarrollo