Bolivia: Morales busca perpetuarse en el Primer Mando de la Nación

Por:

Daniela Tapia Iturry

En:

País:

Bolivia

Fecha:

23 de septiembre de 2010

Siguiendo el ejemplo de Chávez en Venezuela y Correa en Ecuador, el presidente boliviano Evo Morales dejó en claro sus aspiraciones para un tercer mandato  (2015-2020) y que, en último término, el pueblo boliviano sería el encargado de ratificarlo nuevamente en el cargo.

Estas declaraciones fueron realizadas el día lunes en una entrevista a la cadena estadounidense CNN, donde además, Morales aseveró que la Constitución «dice textualmente que se acepta una sola elección y una sola reelección», pero que la actual «es la primera gestión» desde que está en vigor la nueva Carta Magna.

Esto sería plausible según el vicepresidente, Álvaro García Linera, ya que la oposición avaló la firma del acuerdo político el año 2008,  lo que permitiría a ambos repostularse en las próximas elecciones. Dicho acuerdo político entre la oposición de ese entonces (PODEMOS, MNR Y UN) y el MAS viabilizó la aprobación del texto constitucional con el compromiso del presidente Evo Morales de «renunciar a un año de mandato» y aprobar la reelección por una sola vez.

Sin embargo, en contra de los deseos del Primer Mandatario,  existe una disposición transitoria que afirma que «los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos períodos de funciones», la cual, ciertamente, echaría por tierra la pretendida reelección de Morales.

Pero no sólo esta intención oficialista va en contra de la Carta Magna expresamente realizada siguiendo las directrices del MAS y su principal cúpula, sino que viola los principios básicos de la democracia moderna. En este sentido, se estaría dejando de lado la alternancia en el poder,  la renovación de la política, tan necesaria para la consolidación de este régimen político.

Por otro lado, se estaría traicionando los acuerdos alcanzados con la oposición, deslegitimando con ello la propia palabra empeñada de Morales, quien en 2008 se comprometió a renunciar a la reelección para dar curso a la aprobación de la nueva Constitución.

Pero algo que realmente preocupa es el camino que Bolivia está siguiendo con el actual gobierno: aquel demarcado por el denominado «socialismo del siglo XXI», iniciado en la Venezuela chavista por el Comandante Hugo y en Ecuador de mano de Correa, quienes se hicieron de todas las maquinarias y trabas  para, aprovechando los vacíos legales, buscar su perpetuación en el poder. Clara muestra de ello, son los dichos del jefe de bancada del MAS en el Senado, Isaac Ávalos, quien declaró que en el MAS no descartan la posibilidad de reformar la Carta Magna para lograr que el actual jefe de la nación » gobierne por 50 años más».

Con este tipo de actitudes de Morales, no se hablaría de otra cosa más que de la búsqueda del poder absoluto, para lo cual ya echó raíces, ciertamente en el poder ejecutivo, también en el  judicial – ya que nombró a dedo a los magistrados supremos- y en el legislativo, ya que la bancada oficialista controla la Asamblea Legislativa Plurinacional (que logró aprobar hace un par de meses las cinco leyes macro que ayudan a «refundar» al país altiplánico).

Esto demuestra que más que «lograr la reivindicación de los pueblos indígenas de Bolivia», Morales y su círculo más cercano -de los que destacan al ala más bien renovada y no fundadora del MAS ( llámese García Linera, Quintana, entre otros)- cayeron en la tentación de construir un poder autoritario y excluyente.

Sin embargo, este tipo de actitudes no debe sorprendernos, ya que desde que se sentó en la silla presidencial, el «caudillo indígena» siguió al pie de la letra los pasos realizados por Chávez en más de 10 años, y que en Bolivia vienen suscitándose uno tras otro en menos de 5 años.

Esta intención oficialista de perpetuarse en el poder, no hace más que debilitar a las instituciones y lapidar a los principios democráticos para terminar en regímenes totalitarios y retrógradas.

 

 

 

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(*) Ayudante del Programa Político del Instituto «LIBERTAD Y DESARROLLO».