Panamá: Los favoritos del rey

Por:

Raúl Eduardo Molina

En:

Fundación Libertad de Panamá

País:

Columnas

Fecha:

9 de mayo de 2013

En el reino tropical del Canal, suceden cosas inverosímiles, pues mientras algunos sectores económicos funcionan con una economía de mercado o capitalista, en la que los empresarios hacen inversiones asumiendo la totalidad del riesgo, con el propósito de ganar dinero, si logran agradar con su producto o servicio a sus clientes, o perder todo lo invertido, si no alcanzan tal propósito, otras actividades económicas se rigen por un sistema económico más afín al mercantilismo que al capitalismo.

Para aclarar las cosas, el “mercantilismo” es aquel sistema que algunos reinos europeos aplicaron entre los siglos XVI y XVIII y en el que solo podían ejercer actividades empresariales o económicas lucrativas quienes contaran con el beneplácito del monarca, propiciando la aparición de funestos monopolios que lograban enormes utilidades a costo de perjudicar al resto de los agentes económicos y habitantes del reino, porque no había competencia que propiciara una mejora en los precios ni en la calidad de los bienes y servicios ofrecidos.

Una variante muy perversa del mercantilismo era la institución conocida como “la patente de corso”, autorización que daba el monarca para que algún favorito ejerciera la piratería, contra los bienes y súbditos de otros reinos, generalmente (aunque no siempre), a cambio de un porcentaje de las riquezas saqueadas.

En este reino tropical, el monarca ha decidido un retorno al mercantilismo, porque a partir de septiembre de 2013, los propietarios de automóviles estaremos obligados a comprar la gasolina mezclada con el etanol producido por unos privilegiados. Esto plantea varios problemas, entre ellos, que el costo de ese combustible es generalmente más elevado que el de la gasolina de 91 octanos, a precios de abril de 2013. De forma que el precio del combustible mezclado subirá irremediablemente, perjudicando a los habitantes.

Otro problema es que los vehículos fabricados antes de 2007 –un alto porcentaje de la flota vehicular del reino– no tienen garantía del fabricante respecto a que el uso de este combustible mezclado no provoque daños al motor; es decir, que nos arriesgamos a que puedan sufrir desperfectos severos, si no hacemos cuantiosas inversiones para adecuar los motores a la nueva mezcla o compramos un vehículo nuevo que permita su uso. Este sacrificio económico de los consumidores servirá para enriquecer a los mercantilistas favorecidos por el monarca. Hay otros costos que sería largo enumerar aquí, pero que al final serán asumidos por los consumidores. Se trata de una clara y forzada transferencia de recursos de muchos en favor de unos pocos.

Como el período del rey termina el próximo año, se podría pensar que alguno de los que busca sucederle revocará esta moderna patente de corso, pero ninguno de los miembros de la corte que aspiran a sentarse en el trono de Las Garzas ha manifestado su repudio a esta norma. Y entre los grupos opositores al monarca, tampoco los candidatos han mencionado el tema, así que es previsible que el expolio de muchos para enriquecer a pocos, continuará en el próximo reinado.

Dado que el monarca ha adquirido la costumbre de exigir pruebas, cada vez que alguien señala que en su reino las cosas se hacen mal, les indico que el despojo que nos espera está ordenado en la Ley 42 de 2011 (Gaceta Oficial 26770 del 21 de abril de 2011) y la Ley 21 de 2013 (Gaceta Oficial 27254 del 27 de marzo de 2013).

Sin duda, los súbditos del reino aceptarán el despojo, sumisamente, pero quienes nos sentimos ciudadanos iguales ante la ley y con derechos inalienables consustanciales a nuestra condición de humanos y protegidos por la Constitución Nacional, haremos uso de todos los instrumentos a nuestro alcance para revertir este saqueo aprobado por el rey.

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Publicado originalmente en Fundación Libertad de Panamá, el 22 de abril de 2013