Cuba: Las dos caras de Cuba

Por:

Diana Pardo

En:

El Nuevo Herald

País:

Columnas

Fecha:

26 de marzo de 2017

Se cumplió ya un año desde que el presidente Barack Obama visitara La Habana, en un símbolo de apertura de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Los gestos de acercamiento del presidente auguraban un mejor futuro de las relaciones bilaterales, y, por consiguiente, un aire esperanzador para el pueblo cubano. Si bien la administración del presidente Trump no ha diseñado aun una política hacia Cuba, se espera que desde un enfoque de pragmatismo económico los cambios iniciados por Obama se mantengan; aunque el levantamiento del embargo luce poco probable.

¿Cómo ha repercutido la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba en el pueblo cubano?

Para saber qué piensan los cubanos, me adentré en las calles de la Habana para conversar con la gente y poder sacar conclusiones más amplias de las que me daría una visión desde afuera, sabiendo también que es una visión limitada y que lo que pasa en la capital no es una radiografía del país.

Tener una mayor apertura hacia Cuba sin duda ha significado una mayor interacción con el pueblo cubano, a través del intercambio de información de los miles de estadounidenses que ahora visitan la isla. A pesar de las restricciones de viaje que aún existen para los americanos que quieren viajar a Cuba, Estados Unidos es el segundo emisor de turismo en la isla, después de Canadá, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba. El turismo representa la principal entrada económica para el país, y apalanca a su vez a otros sectores relacionados como el textil, la construcción, y el transporte.

Si bien el turismo ha contribuido a mover la economía de la isla, gran parte de los productos demandados por los turistas no existen localmente y deben ser importados, por lo que el impacto real en la economía del país es limitado. Solo un fragmento de la población se ve beneficiado. Para quienes son dueños de pequeños negocios, los llamados “cuentapropistas”, como los dueños de restaurantes, autos antiguos, casas o habitaciones particulares para arrendar, el turismo ha implicado un crecimiento vertiginoso en los dos últimos años.

Hay otro sector de la población que considera que el impacto de la normalización de las relaciones ha sido nulo. Mientras el bloqueo comercial exista, el pueblo cubano va a seguir sufriendo económicamente. Esa manera de pensar está permeada por el discurso oficial de que los principales problemas son generados por la política del embargo comercial estadounidense. “El bloqueo, el genocidio más grande de la historia”, se lee en una gran valla saliendo de la Plaza de la Revolución. En los mercados estatales hay grandes avisos condenando el bloqueo. Muchos consideran que los problemas económicos de Cuba terminarán el día que se levante el embargo.

Mientras muchos cubanos con quienes conversé creen que el futuro de la isla depende de la política estadounidense, muchos otros, sobre todo los más jóvenes, sienten que el progreso depende de ellos mismos. Muchos crecieron durante la crisis de los noventa, durante el “periodo especial” como se refieren a él, y al contrario que sus padres, no están dispuestos a sacrificarse como ellos lo hicieron. Creen en el modelo socialista, pero esperan cambios a nivel económico. Muchos son cuentapropistas y generan recursos suficientes para vivir bien. En Cuba hay actualmente más de 500.000 personas con negocios propios, cerca del 5% de la población, según cifras de la CEPAL.

La diferencia entre este sector y el resto del pueblo es tan palpable que parece que uno estuviera ante dos Cubas distintas. Si bien es cierto que la educación en Cuba es una de las mejores del continente, el nivel de educación no es proporcional a los ingresos, ni mucho menos a una buena calidad de vida.

La Habana es una ciudad donde confluyen la alegría y la tristeza como dos caras de una misma moneda. Gente llena de vida y alegría, a pesar de las penurias en que viven. El levantamiento del embargo estadounidense sin lugar a dudas repercutirá en una mayor inversión y desarrollo económico para la isla; pero el verdadero cambio solo se dará cuando el gobierno cubano implemente políticas económicas que incentiven la inversión y posibiliten aún más el desarrollo individual.

 

** Diana Pardo es Consultora de Comunicaciones Estratégicas.

dianapardogp@gmail.com

Publicado originalmente en El Nuevo Herald (EE.UU.), el 23 de marzo de 2017