Paraguay: El nuevo Gobierno no debe caer en una conocida trampa

Por:

Víctor Pavón

En:

ABC Color

País:

Columnas

Fecha:

7 de agosto de 2012

El país está pasando por una desaceleración económica. Este año el Producto Interno Bruto (PIB) podría hasta cerrar negativo. Pero no deberíamos ser pesimistas porque eso nos llevaría a la resignación, una actitud más bien propia de aquellos prefieren seguir igual antes que explorar nuevas oportundiades. De ahí que considero que el nuevo gobierno debe partir de ver y analizar lo que la realidad hoy nos está diciendo.

Esto no se puede negar. La desacelación está presente. Se la puede notar, por ejemplo, en el incremento de la tasa de morosidad y el aumento de las convocatorias de acreedores. Tanto la morosidad como las convocatorias se hallan supeditadas al freno de las actividades empresariales.

Pero seamos positivos, porque las expectativas son muy interesantes y optimistas para nuestro país. Los pronósticos son auspiciosos, el año que viene. Podríamos volver a un importante crecimiento; pero insisto, a finales del año entrante. Ocurre que seguimos siendo una economía en el que el sector agropecuario tiene alta relevancia. El rumbo del desempeño económico está supeditado a los buenos precios internacionales de las materias primas, lo que afecta favorablemente a nuestros commodities.

Ante estos hechos y proyecciones, el nuevo gobierno de Federico Franco no puede desconsiderar que la economía le afectará en su desempeño, tal como ocurre con cualquier otra administración gubernamental del mundo. Pero la situación paraguaya es diferente si tomamos en cuenta el reciente cambio de gobierno por juicio político, el poco tiempo que tiene el Dr. Franco para amortiguar los efectos de la desaceleración y la atenta mirada de los “bolivarianos” —de adentro y afuera del país— que desean el fracaso de este gobierno o mejor dicho, del modelo de la democracia.

Ciertamente hay mucho en juego. El juicio político colocó en el gobierno a una administración correspondiente a un partido político (Partido Lliberal Radical Auténtico) que se juega sus “chances” en las próximas elecciones generales del 2013. De hecho, parecería que aquella orientación está correcta cuando el mismo presidente Franco dice que se “dedicará a sembrar para que luego el nuevo gobierno tenga una buena cosecha. Esto básicamente se puede tomar como una buena señal. Pero la desaceleración económica no le espera a nadie y es como una espada de Damocles dispuesta cortar cabezas, sea el mismo gobierno y las empresas que empezarán a sentir con cada día que pasa la caída de las ventas y de la producción, con sus efectos sobre el empleo.

Ante esta situación se suele aconsejar dinamizar la economía mediante obras públicas. A esto se pueden agregar dos sugerencias concretas. La primera consiste en que las instituciones como el Ministerio de Obras Públicas tenga una alta ejecución presupuestaria y que la provisión de cemento no caiga para las constructoras privadas. No debemos olvidar que el sector denominado secundario como las construcciones es el que más le está dando la mano a la activación de la economía nacional.

Todo lo anterior se podría convenir que no es un error, tomando en cuenta la coyuntura por la que pasa el país. Pero si el nuevo gobierno insiste en aquellas medidas y especialmente considera que un torrente de crédito hacia el mercado privado será la panacea de la reactivación, entonces ahí estamos en serios problemas. El gobierno se equivocará nuevamente y caerá en una conocida trampa.

La inyección de recursos vía estatal es una trampa que continuamente los gobiernos tienden a caer, aquí en Paraguay y en otras partes. Los ministros de Obras Públicas, el de Industria y Comercio y el de Agricultura y Ganadería podrán inyectar dinero como parte de un plan de dinamizar la economía, pero no lograrán el auge esperado. Probablemente hasta podría contar el gobierno con todo un programa de reactivación productiva con financiamiento estatal. Pero esto será solo un error. El camino que debe tomar el gobierno de Federico Franco debe ser diferente. Y no le queda otra.

Los recursos para crear puestos de trabajo, hacer uso de tecnología de punta en el sector agropecuario y dinamizar la economía provienen del ahorro —insisto— del ahorro de las empresas y de las familias. Los emprendedores y propietarios de empresas que crean puestos de trabajo piden prestado dinero que es el resultado del ahorro de una persona que, a su vez, pide algo a cambio. Este sencillo esquema de relacionamiento es lo que se llama mercado crediticio. Para que los ahorros lleguen a los emprendedores ciertamente se hace necesario que exista un canal de comunicación, fácil y seguro. Este canal que permite dirigir los ahorros a los proyectos son los agentes denominados financieros, los bancos privados que deben actuar en un ambiente de libre competencia sin injerencias del Estado.

Si el sistema financiero representado por los bancos es eficiente, el ahorro llegará mejor —menos costoso— hacia los proyectos empresariales y para los individuos en general. Pero, y esto es lo importante, las empresas que van creando nuevos bienes que mejoran las condiciones de vida de la gente, necesitan que previamente exista ahorro previo. El ahorro es la condición necesaria para que exista crédito y no al revés. Si no hay ahorro sencillamente no puede haber crédito. Es cierto, el crédito, facilita de manera extraordinaria la función y expansión empresarial. Pero el crédito no es la solución para salir de una crisis, es una condición necesaria pero insuficiente.

Desafortunadamente el crédito proveniente del estímulo estatal sigue teniendo un protagonismo que no se merece. En estos pocos meses de administración del Estado, el gobierno de Federico Franco no debería perder la oportunidad de crear las condiciones institucionales que, entre otras cosas, hacen y facilitan la creación del ahorro interno así como también la radicación del ahorro externo en forma de inversión extranjera. De hacerlo, el gobierno estará cumpliendo con la promesa del flamante nuevo mandatario: sembrar para cosechar.



* Decano de Currículum – UniNorte. Autor de los libros Gobierno, justicia y libre mercado y Cartas sobre el liberalismo.

Este artículo fue publicado originalmente en ABC Color (Paraguay) el 30 de julio de 2012.