Argentina: La posverdad en el caso Maldonado

Por:

Ricardo Roa

En:

Clarín

País:

Argentina

Fecha:

1 de noviembre de 2017

En 2016 Oxford eligió a la posverdad como la palabra del año. La posverdad que no sabemos bien qué quiere decir pero que traducimos como falta de verdad o como verdad fabricada. Una verdad donde la emoción importa mucho más que los hechos.

Si aquí tuviéramos que elegir la palabra no de un año sino de una larga década esa palabra sería relato. Va por el mismo lado que posverdad pero sobre todo va por el lado de un sistema de mentiras articuladas.

Abunda en el mundo y en la región hay una prueba sin límites que indigna y que siembra miedo: el chavismo. En materia de relato íbamos camino de Venezuela. Nos alejó una votación que pudo torcer el rumbo.

Algunas mentiras del relato se desdibujan fácilmente. Otras, como sabemos, no. O no tanto. El periodismo tiene hoy ampliado el desafío de desbaratar falsedades. Y uno más porque los que mienten nos acusan de mentir. Y no hay, como con las fotos, un software a mano para detectar acusaciones falsas.

Para el relato es clave el acompañamiento de intelectuales y de figuras de la cultura y del propio periodismo que por ideología o por sueldo se hipnotizaron con la arquitectura narrativa que exhibe al kirchnerismo como una vanguardia revolucionaria. Hay falsedades grotescas que dieron por ciertas como la historia que se inventaron los Kirchner de militantes bajo la Dictadura.

Con el caso Maldonado hay una continuación del relato por otros medios. Una continuación de la guerra política del kirchnerismo y del progresismo falso con los macristas y con los no macristas. Utilizan la muerte de la que dicen preocuparse pero desentendiéndose de la muerte: la usan como bandera o herramienta política.

No importan las pruebas: a Maldonado lo hizo desparecer la Gendarmería. Desde el primer momento ese relato les importó más que encontrarlo. Había que instalar la desaparición forzada no como hipótesis sino como verdad. Para cargársela a Macri y para agitar el caso en organismos internacionales.

El informe inicial de la autopsia dice que el cuerpo de Maldonado no tenía lesiones. Primera derrota del relato: no lo mataron. Todo indica que murió ahogado: un mapuche y tres gendarmes dicen haberlo visto intentando cruzar el río. El agua estaba helada, había fuerte correntada y Maldonado que no sabía nadar cargaba 31 kilos de ropa mojada. Se cayó en un pozo.

Pero el relato resiste. Ahora dice que el lugar había sido rastrillado varias veces, es poco profundo y no tiene pozos. Quiere decir que no pudo morir ahogado y que el cuerpo fue plantado. Y plantado por la Gendarmería. También dice que desde la costa gendarmes vieron cómo se ahogaba y lo dejaron ahogarse. Quiere decir que lo dejaron morir. Algo hay que reconocerle al relato y ese algo es imaginación.

Cualquier versión que contradiga el relato será descartada. Porque a ese relato ya le pusieron un final. Aunque al juez todavía le falten estudios complementarios hasta que él mismo pueda decir cómo fue el verdadero final. Que para el relato nunca será verdadero.

 

 

Publicado originalmente en Clarín (Argentina), el 28 de octubre de 2017